"SUCESIONES"
20 de mayo - 7 de agosto 2022
Sucesiones
Al igual que los seres vivos, las comunidades ecológicas
también crecen, cambian y se desarrollan. Estos
cambios se deben a un proceso natural denominado
sucesión ecológica.
En alguna exposición escuché una conversación entre dos curadores, en la que uno de ellos decía: “Mira, como puedes darte cuenta, las obras siempre tienden al quehacer del hogar, a lo femenino. ¡Claro que quien expone es una mujer!”. La frase resume el lugar de la mujer en el arte. Y es que, a diferencia de nuestros pares, lo femenino pareciera tener una definición concreta, monolítica. Por el contrario, jamás he escuchado –cosa rara– que las piezas de cierto artista redefinan el quehacer masculino; ellos son, ante todo, individuos. Mientras, nosotras debemos, antes de cualquier identidad, sujetarnos al género y sus roles. Si bien es cierto que la experiencia como mujeres nos cohesiona a partir de las violencias específicas que nos agreden, también es cierto que no por esto nuestros intereses, obras y expresiones estéticas serán idénticas: somos ante todo individuas.
Con el mundo natural ocurre algo similar; pareciera que todo aquello que se halla fuera del ser humano, y que la ciencia y sus observadores han pasado siglos estudiando, definiendo y catalogando es La Naturaleza. Sin embargo, a nadie se le ocurriría decir que la conífera y la tundra son iguales aunque ambas sean naturalezas; cada ecosistema tiene su propia flora y fauna, sus ciclos, tiempos, catástrofes y sucesiones. Esta última idea, la de sucesión –entendida como el proceso evolutivo y natural que atraviesan los ecosistemas para constituirse con cada uno de los organismos o elementos que lo integran– es la que cohesiona esta exposición en la que veinticuatro artistas nos comparten su proceso, es decir, la cadena de sucesiones en la que se construyen a sí mismas y su trabajo. Algunas de las piezas se muestran inconclusas; otras, hacen visible el camino que han recorrido desde la idea inicial hasta su transformación; de otras solo vemos el final del viaje. Las artistas nos han abierto las puertas de su taller, casa o estudio, para recordarnos que así como los ecosistemas encuentran su equilibrio y belleza en la diversidad y pluralidad de sus elementos, nuestras comunidades creativas así como nuestros procesos individuales también se nutren de la multiplicidad.
Emilia Chuliá
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